miércoles, 10 de octubre de 2007

La peor guitarra del mundo (o casi)




Una de las pocas cosas, por no decir la única que he heredado y no ha supuesto una línea en mi historial médico, es esta guitarra, que a fuerza de ser mala no merece ni ser arrojada al fuego como otras... Vieja, fea y mala, habita entre el resto de guitarras de la casa en un limbo de polvo y desprecio altivo de sus semejantes.

Son todos los detalles los que la delatan como guitarra callejera y facinerosa, desde su madera de pino de ataud de serie B a la falsa veta de su espalda o lo que deberían ser sus incrustaciones de madreperla convertidas en papel pintado en un ofuscado esfuerzo por adornar el fracaso y aumentar el precio de una mercancía ruin y despiadada.

Los nudos acusadores por todo el cuerpo claman por un hacha justiciera que termine la miserable vida de instrumento atormentado por el escorbuto y la anemia.

Sus huesos desvencijados y despegados han dejado de sostener la chapilla desportillada y han muerto solos como perros.

Únicamente la mugre da cohesión a esta guitarra, y digo guitarra con toda la generosidad de la que soy capaz, pues aun no se ha inventado sustantivo para la insustancia de este objeto dispar que se arrastra por el suelo de mi estudio.

Nacida para adornar la pared de un apestado bar de putas viejas y melancólicas en el peor puerto de atlántico, ha filtrado, a través de su madera, todas las infecciones venéreas y todas las palizas de tres generaciones de escombros humanos.

A pesar de todo, tiene el mástil gastado en donde se apoya la mano para tocar las canciones amor.

No le funciona ya ni el número de teléfono de la etiqueta, fenecido en el exilio del hambre.

Ni su padre, la casa América de Buenos Aires en avenida de Mayo, 959 querría tenerla a su lado. El amor paterno es desinteresado, pero no ciego.























2 comentarios:

BloodPentagram dijo...

Que haces loco. La verdad que la guitarra esa esta buena, no para tocar sino como adorno. Debe ser viejisima... no te deshagas de ella. Suerte- FER.

MORCILLO dijo...

No te preocupes Fer, la guitarra es un regalo de mi viejo muerto, no la tiraré, está en una pared, que es de donde nunca debió bajar.